
Cerveza diabetes
Si tiene diabetes pero quiere relajarse con una bebida alcohólica, es importante saber qué cócteles son los más apropiados para las personas con diabetes. Evite los brebajes azucarados cargados de carbohidratos y elija entre una variedad de bebidas alcohólicas que no le hagan consumir demasiado azúcar.
La moderación es la clave a la hora de beber alcohol, tanto si se tiene diabetes como si no. En general, la diabetes conlleva retos adicionales, y la Asociación Americana de la Diabetes (ADA) recomienda que las mujeres no tomen más de una bebida alcohólica al día, y que los hombres no consuman más de dos. Una bebida equivale a 12 onzas de cerveza, 5 onzas de vino o 1 1/2 onzas de licor. Los siguientes cócteles limitan los hidratos de carbono de forma natural, por lo que pueden formar parte de una dieta para diabéticos.
Si busca un cóctel sabroso que no provoque un pico de azúcar en la sangre, un Bloody Mary es una opción estupenda. Prepare un Bloody Mary utilizando esta receta básica de Bloody Mary, asegurándose de que el zumo de tomate que utilice no tenga azúcar añadido. El zumo de tomate 100% ecológico de R.W. Knudsen es una buena opción. Si tienes acceso a abundantes tomates frescos, puedes exprimirlos tú mismo.
Efectos del alcohol
Probablemente haya oído que el alcohol es bueno para el corazón. Pero eso es una simplificación excesiva. Analice las cifras y descubrirá que sólo los bebedores moderados padecen menos enfermedades cardiovasculares. Los que se encuentran en los extremos opuestos del espectro -las personas que beben en exceso y las que no lo hacen- tienen un riesgo mayor.
Pero, ¿qué es exactamente el consumo moderado de alcohol? Es una bebida al día para las mujeres y hasta dos para los hombres. Sin embargo, ese “trago” es mucho más pequeño de lo que algunos piensan: sólo cinco onzas de vino, una cerveza de 12 onzas o una onza y media de licor de 80 grados.
Uno o dos cócteles diarios pueden mejorar la gestión del azúcar en sangre (glucemia) y la sensibilidad a la insulina. Si toma una o más copas al día, puede comprobar que su A1C es más baja que cuando no bebía. Pero si no bebe regularmente, esto no significa que deba empezar a hacerlo. Al fin y al cabo, otros aspectos de la vida de los bebedores moderados pueden estar detrás de esta relación.
Échale la culpa a tu hígado. Este órgano estabiliza los niveles de glucosa almacenando los hidratos de carbono y liberándolos en el torrente sanguíneo entre las comidas y durante la noche. También es el centro de desintoxicación del cuerpo, ya que descompone toxinas como el alcohol para que los riñones puedan eliminarlas fácilmente.
Daños causados por el alcohol
A lo largo de los aproximadamente 10.000 años que el ser humano lleva consumiendo bebidas fermentadas, también ha discutido sobre sus ventajas y desventajas. El debate continúa hoy en día, con un animado tira y afloja sobre si el alcohol es bueno o malo para la salud.
Se puede decir que el alcohol es tanto un tónico como un veneno. La diferencia radica sobre todo en la dosis. El consumo moderado de alcohol parece ser bueno para el corazón y el sistema circulatorio, y probablemente protege contra la diabetes de tipo 2 y los cálculos biliares. El consumo excesivo de alcohol es una de las principales causas de muerte evitable en la mayoría de los países. En Estados Unidos, el alcohol está implicado en aproximadamente la mitad de los accidentes de tráfico mortales. [1] El consumo excesivo de alcohol puede dañar el hígado y el corazón, perjudicar al feto, aumentar las posibilidades de desarrollar cáncer de mama y otros tipos de cáncer, contribuir a la depresión y la violencia e interferir en las relaciones.
La naturaleza bicéfala del alcohol no debería ser una sorpresa. El ingrediente activo de las bebidas alcohólicas, una simple molécula llamada etanol, afecta al cuerpo de muchas maneras diferentes. Influye directamente en el estómago, el cerebro, el corazón, la vesícula biliar y el hígado. Afecta a los niveles de lípidos (colesterol y triglicéridos) e insulina en la sangre, así como a la inflamación y la coagulación. También altera el estado de ánimo, la concentración y la coordinación.
Efectos del alcohol a largo plazo
Las personas que padecen diabetes de tipo 1 y 2 saben lo importante que es mantener sus niveles de azúcar en sangre bajo control. Además, parte de un estilo de vida saludable consiste en ser muy consciente de cómo los alimentos y las bebidas afectan a nuestro cuerpo, especialmente cuando se padece una enfermedad. El alcohol puede tener efectos dramáticos sobre el azúcar en sangre y la función hepática, por lo que es importante entender cómo el consumo de alcohol interactúa con ciertas condiciones de salud como la diabetes. Aunque el impacto del alcohol en la diabetes tiene múltiples facetas, hemos recopilado cinco puntos clave que las personas que viven con diabetes deberían conocer.
El azúcar transportado al torrente sanguíneo se denomina glucosa en sangre o azúcar en sangre. Lo que consumimos a diario afecta a la cantidad de azúcar en sangre que se mide en nuestro cuerpo. Los alimentos y bebidas con alto contenido en azúcar se traducen en más glucosa en el torrente sanguíneo.
Debido a su contenido en azúcares y carbohidratos, el alcohol afecta profundamente a nuestros niveles de glucosa en sangre. Un consumo moderado suele provocar un aumento de los niveles de glucosa. Sin embargo, un consumo excesivo, especialmente en el caso de las personas con diabetes de tipo 1, puede tener el efecto contrario y, de hecho, reducir los niveles de azúcar en sangre. La cerveza, el vino y los licores también pueden obstaculizar la función del hígado, responsable de regular los niveles de glucosa en sangre a lo largo del día, lo que puede hacer aflorar los problemas de salud de algunos diabéticos.